Entradas de kehilatyovel

Somos una comunidad de familias creyentes en Yeshua (Jesus) como el mesías de Israel y del mundo, que practicamos la Toráh (Biblia) como manual de vida.

Sukot: Tiempo de regocijo. Zemán Simjatenu

Por Martha Tarazona

La alegría mas grande es haber sido perdonados por nuestros pecados, lo cual nos lleva a una nueva etapa de tiempos de regocijo; así que alegraos.

Cinco días después de la fiesta de Yom Kippur comienza la fiesta de Sucot el 15 de Tishri. “Habla a los hijos de Israel y diles: A los quince días de este mes séptimo será la fiesta solemne de los tabernáculos a HaShem por siete días” [Lev. 23:34]. Los primeros dos días son llamados Yamim Tovim “días de fiesta”, los cinco días siguientes Jol Hamoed “media fiesta”, luego Sheminí Atseret “fiesta del octavo día” y Simjat Torá “Alegría de la Torá” [1].

Sucot es una de las tres fiestas de peregrinaje a Israel: Shalosh Regalim (שְׁלֹשֶׁת הַרְגָלִים, Los tres peregrinajes-Pésaj, Shavuot, Sucot). En esta fiesta los peregrinos aparecen con un ramillete en la mano que lo integran 4 variedades: palmera (lulav), citrus (etrog), mirto (hadas) y sauce (aravá).

Interpretaciones del ramillete de las cuatro especies. Arbaat HaMinim 

  • Palmera: espina dorsal. Citrus: corazón. Mirto: ojo. Sauce: boca. Todos necesarios para el organismo y dependientes entre sí.
  • Palmera: Da un fruto delicioso, pero carece de perfume. Se relaciona con la persona que carece de fragancia, solo tiene apariencia exterior. Citrus: el citrón no solo es un fruto exquisito, sino que es el rey de los árboles; un árbol perfumado desde la raíz, hasta las hojas y los frutos. Corresponde con la persona hermosa y de carácter, fruto bello y aromático. Mirto: tiene perfume, pero no da fruto comestible. Encaja con la persona modesta y perfumada, es como los individuos de méritos interiores. Sauce: no da fruto comestible, ni perfume. Coincide con la persona que no es linda ni perfumada, individuos pobremente dotados en ambos sentidos. Sin embargo, a todos ellos alcanza la protección divina y han de mantenerse unidos. Así, como el ramillete de las 4 especies, no les puede faltar ninguna porque dejaría de ser apto.
  • Palmera: Época de los reyes y profetas. Mirto: Era talmúdica de la sabiduría. Sauce: Los siglos de persecución y exilio. Citrus:  la esperanza en lo porvenir. Igualmente, todas estas épocas están intrínsecamente relacionadas [1,2].

Interpretaciones de la fiesta de sucot

  • De acuerdo a la tradición, en sucot HaShem determina la cantidad de lluvia que ha de caer en el año venidero. También el shofar suena en este día para dar una última oportunidad de arrepentimiento a los que en el día del perdón (Yom Kippur) no se reconciliaron con HaShem [1].
  • El pueblo de HaShem es aún extranjero hoy día, sólo de paso en este mundo material [3].
  • Sucot representa la total dependencia de HaShem; su presencia, cuidado, protección y provisión [3].
  • Sucot es recordatorio de la caridad, siempre hay quienes estén en una peor situación y necesitan que les ayudemos; tiempo de recordar la importancia de tikum olam o reparación del mundo. Cada buena obra hecha a otro ser humano, hace que el mundo sea un mejor lugar [3].
  • Es una herramienta para forjar un arma espiritual. El último día de la fiesta termina con el verso “Ningún arma forjada contra ti prosperará” [Isa. 54:17] [3].
  • Al describir la protección y provisión de HaShem en el desierto, el Salmo 105:39 dice: “Extendió una nube para cubrirlos, y fuego para iluminarlos de noche.” El Rabino Lord Jonathan Sacks, citó: “Para mí, la enramada con su techo de hojas es un símbolo de fe. Nada es más frágil, vulnerable y expuesto al viento y a la lluvia como esa liviana vivienda.

Pero nada sostuvo al pueblo más que el conocimiento de que estaba rodeado por las alas de la Divina presencia. La fe de los judíos, a través de las generaciones, no era ignorante ni ciega. No tenían ilusiones de que todo estuviese bien en su mundo tenebroso, pero habitaban en su sucá y cantaban.

El reconocer que la vida está llena de riesgos, pero aún la podían disfrutar, y el sentir plena incertidumbre en su situación humana, pero aún se podían regocijar, eso para mí es fe.” [4]

  • Conmemora los tabernáculos en que vivían los israelíes en el desierto después del éxodo de Egipto. Es una morada temporal [5].
  • Es el recordatorio de lo que se hacían en los campos durante la época de las cosechas para protegerlas [5].

Sucot, Yeshúa y el Ruaj HaKodesh

Las fiestas bíblicas dadas en Lev. 23 son cíclicas. Respecto a la fiesta de sucot dice lo siguiente: “Y le haréis fiesta a HaShem por siete días cada año; será estatuto perpetuo por vuestras generaciones; en el mes séptimo la haréis” [Lev. 23:41].

Es decir que son fiestas que se celebran cada año; también Yeshúa la celebró: “En el último y gran día de la fiesta, Yeshúa se puso en pie y alzó la voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.

Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en él; pues aún no había venido el Espíritu Santo (Ruaj HaKodesh), porque Yeshúa no había sido aún glorificado” [Jn. 7:37-39].

La fiesta desde un contexto agrícola y un contexto humano.

Sucot también se relaciona con la fiesta del agua, los agricultores le dan las gracias a HaShem por la cosecha del año presente y le ruegan que les envíe lluvias para el año venidero [5]. El agua es necesaria para que la tierra germine y de fruto en el tiempo oportuno; si no hay agua la tierra se seca, no hay cosecha, y hay pérdidas.

En un contexto agrícola, la lluvia favorece el crecimiento y desarrollo hasta la madurez de los frutos.  A medida que aumenta la maduración de los frutos se desarrollan todos los compuestos aromáticos y se producen los cambios en las características físicas y químicas como color, textura, jugosidad y dulzor característico.

En un contexto humano; nuestra tierra, necesita ser regada todos los días con agua; entendiendo el agua, como todas las herramientas espirituales que nos permiten crecer; entre ellas: leer diariamente la biblia, el estudio de la Torá, la oración, el ayuno, la intersección, la adoración y la alabanza; para que a su tiempo de fruto.

Comprendiendo el fruto del Ruaj HaKodesh en nuestra vida como el amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza [Gál. 5:22-23].

Estos frutos deben estar maduros para que se pueda utilizar al máximo su potencial; por ejemplo, una fresa inmadura no es apetecible para comer, visualmente su color es pálido, su sabor insípido, su consistencia dura; su sabor ácido; pero una fresa madura, es agradable a la vista, tiene buen color, sabor, dulzor y existe una atracción a degustar una fruta que se vea apetitosa.

En los dos casos, está la fruta: es una fresa. Pero la madurez determina su sabor. En nuestra vida, debemos crecer y mas en estos tiempos, debemos ir a pasos agigantados; madurar en nuestra vida espiritual, para dar un buen fruto, agradable a HaShem, a nosotros mismos y a los demás.  

El primero de los frutos del Ruaj HaKodesh manifestado en nuestra vida es el amor; sin amor nada somos, venimos a ser como un metal que resuena o címbalo que retiñe [1Co. 13:1-2].

Es tan importante el amor que cubre multitud de pecados [1 Pe. 4:8], es tan conveniente amar, que Yeshúa nos manda a amar, orar, bendecir y hacer el bien; a nuestros enemigos, a los que nos oprimen y maltratan [Mt. 5: 37-44].

Es tan vital amar, que Yeshúa dijo: Amarás al Señor tu Di-s con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo [Mt. 22:37-39]

El segundo fruto del Ruaj HaKodesh es el gozo; pero antes del gozo lo precede el amor; sin amor no puede haber alegría.

La fiesta de Sucot es llamada: Tiempo de regocijo. Zemán Simjatenu. Por ello, al regocijo le antecede el amor; cuando hacemos las cosas con amor; como nuestro trabajo secular, el servicio a HaShem, el ayudar a otros, el relacionarnos con los demás; esta manifestación de amor como consecuencia trae la alegría, el gozo, la paz y la tranquilidad.

En esta fiesta HaShem nos ordena regocijarnos, alegrarnos, gozarnos. Podemos ver a través de la palabra, que el eterno nos da ordenes como: esfuérzate, sé valiente, no temas, no desmayes, actúa, trabaja, adelante, cobra ánimo, porqué él estará con nosotros a donde quiera que vayamos.

Amigo lector; en esta fiesta tenemos la orden de alegrarnos; no hay ningún condicional; independiente de la situación personal que tengamos, podemos entender que el eterno lo gobierna todo y tiene el control de todas las cosas, todo lo que el quiere lo hace en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos [Sal. 135:6], por lo tanto, debemos estar alegres.

No hay alegría más grande que haber sido perdonado de nuestros pecados como decía el rey David: “Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado. Bienaventurado el hombre a quien HaShem no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño” [Sal.32:1-2]

Hemos celebrado la fiesta de Yom Kippur, donde HaShem nos perdonó nuestra iniquidad, pecado y rebelión; y no solo la nuestra sino la de nuestros antepasados, rompiendo toda maldición generacional sobre nuestras vidas, y siendo libres para una nueva etapa, de tiempo de regocijo; así que alegraos, Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: !!Regocijaos! [Fil. 4:4].

Jag Sucot Sameaj, ¡Regocijaos!

Referencias

[1] Schlesinger E.C. (1970). Tradiciones y costumbres judías. Un viaje alrededor del año hebreo. Editorial Israel. Buenos Aires. Vol. XIX. Séptima edición. Pág. 149-159.

[2] Munk, E. (2001). La voz de la Torah. Comentario del pentateuco. Edición original en
francés. Fundación Samuel y Odette Levy. Paris.

[3] Hauer Cheryl (2015). De lamento en baile. Un tiempo de gozo. Los estudios de Israel. Vol. # 771015S. http://www.puentesparalapaz.org.

[4] Mason Terry. (2016). Bajo la sombra de sus alas. Los estudios de Israel. Vol. # 771216S. http://www.puentesparalapaz.org.

[5] Embajada de Israel en Perú. La fiesta de las cabañas. Disponible en: https://embassies.gov.il 

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Miembro de la comunidad Yovel, Dra. Ingeniería de Alimentos.
“Nada tenemos que no hayamos recibido” [1 Cor. 4:7]


Poseer la tierra del amorreo

Por Martha Tarazona

Dentro de los amorreos había gigantes como Og rey de Basán, y los espías habían llevado el reporte de que el pueblo que habitaba la tierra era fuerte, y sus ciudades grandes y fortificadas, sin embargo, HaShem es poderoso para vencer cualquier gigante y cualquier fortaleza que en lo humano parezca fuerte e inquebrantable.

La parashá Vayelej (“y fue”) inicia con las palabras de Moisés a todo el pueblo de Israel, donde les decía que él ya había llegado a sus 120 años y además HaShem le había dicho que no pasaría el Jordán, que lo pasaría Josué y le dijo:

“HaShem tu Di-s, él pasa delante de ti; él destruirá a estas naciones delante de ti, y las heredarás; Josué será el que pasará delante de ti, como HaShem ha dicho.  Y hará HaShem con ellos como hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos, y con su tierra, a quienes destruyó” [Dt.31:3-4].

En este versículo dice que HaShem destruirá a todas las naciones para que ellos puedan pasar como lo hizo con Sehón y con Og, reyes de los amorreos. Está haciendo una comparación que, así como se hizo se hará. Es decir, que debemos entender quiénes eran Sehón y Og.

¿Quiénes eran Sehón y Og?

Eran reyes de los amorreos. Eran una tribu cananea. Los amorreos vienen de la generación de los hijos de Noé, dentro de sus hijos Cam, que fue el padre de Canaán.

“Y Canaán engendró a Sidón su primogénito, a Het, al jebuseo, al amorreo, al gergeseo, al heveo, al araceo, al sineo, al arvadeo, al zemareo y al hamateo; y después se dispersaron las familias de los cananeos” [Gén. 10:15-16].

Eran malos “Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí” [Gén. 15:16].

¿Qué hizo Sehón?

Cuando el pueblo de Israel salió de Egipto y estaban en el desierto, solicitaron a Sehón que les dejaran pasar por sus tierras “Pasaré por tu tierra; no nos iremos por los sembrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los pozos; por el camino real iremos, hasta que pasemos tu territorio” [Nm. 21:22].

Sin embargo, Sehón no dejó pasar el pueblo por su territorio, sino que salió contra Israel. Y HaShem le dio la victoria a su pueblo: “Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón; porque la frontera de los hijos de Amón era fuerte. Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades del amorreo, en Hesbón y en todas sus aldeas” [Nm. 21:24-25].

Fue tan grande la conquista de la tierra que hubo posesión para los hijos de Gad, Rubén, Manasés.  “Así Moisés dio a los hijos de Gad, a los hijos de Rubén, y a la media tribu de Manasés hijo de José, el reino de Sehón rey amorreo y el reino de Og rey de Basán, la tierra con sus ciudades y sus territorios, las ciudades del país alrededor” [Nm. 32:33].

¿Qué hizo Og?

Og rey de Basán salió a atacar a Israel, sin embargo, HaShem le dijo a Moisés: “No le tengas miedo, porque en tu mano lo he entregado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón” [Núm. 21:34].

Og también era un gigante: “Porque únicamente Og rey de Basán había quedado del resto de los gigantes. Su cama, una cama de hierro, ¿no está en Rabá de los hijos de Amón? La longitud de ella es de nueve codos, y su anchura de cuatro codos, según el codo de un hombre” [Dt. 3:11].

La cama de Og era de 9 codos o 4 metros de altura y cuatro codos o 1.78 metros de ancho, era más grande de Goliat que medía seis codos y un palmo o 2.90 metros de altura.

¿Qué memoria hay de lo que HaShem hizo con Sehón y Og?

  • Rahab

Cuando Josué envió espías a Jericó y ellos entraron a la casa de Rahab, ella hizo memoria de dos hechos portentosos: el primero, cómo las aguas del Mar Rojo se secaron y el segundo, como destruyeron a Sehón y Og [Jos. 2:10].

  • Esdras

El primer día del mes séptimo en Rosh Hashaná, cabeza de año, año nuevo judío, en los tiempos de Esdras se reunió todo el pueblo y leyeron el libro de la ley de Moisés. Y leían en el libro de la ley de Di-s claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura… Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado [Neh.8].

El día veinticuatro del mismo mes se reunieron los hijos de Israel en ayuno, y con cilicio y tierra sobre sí…y estando en pie, confesaron sus pecados, y las iniquidades de sus padres… y comenzaron a bendecir a HaShem:

“Levantaos, bendecid a HaShem vuestro Di-s desde la eternidad hasta la eternidad; y bendígase el nombre tuyo, glorioso y alto sobre toda bendición y alabanza” y recordaron todas las maravillas y portentos que hizo HaShem, entre ellos la victoria con Hesbón y Og.

“Y les diste reinos y pueblos, y los repartiste por distritos; y poseyeron la tierra de Sehón, la tierra del rey de Hesbón, y la tierra de Og rey de Basán” [Neh.9].

  • Salmos

En el Salmo 135 también se hace memoria de la derrota de estos reyes: “Destruyó a muchas naciones, Y mató a reyes poderosos; A Sehón rey amorreo, A Og rey de Basán, Y a todos los reyes de Canaán” [Sal. 135:10-11].

De igual manera en el Salmo 136, se alaba la misericordia de HaShem al dar la victoria con estos reyes.  “Y mató a reyes poderosos, Porque para siempre es su misericordia; A Sehón rey amorreo, Porque para siempre es su misericordia; Y a Og rey de Basán, Porque para siempre es su misericordia” [Sal. 136:18-20].

  • Amós

Amós profetiza el juicio contra Israel y les recuerda dos hechos; el primero la salida de Egipto y el segundo la victoria contra el amorreo: “Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo. Y a vosotros os hice subir de la tierra de Egipto, y os conduje por el desierto cuarenta años, para que entraseis en posesión de la tierra del amorreo” [Amós 2.9-10]

Poseer la tierra del amorreo

Desde Abraham, HaShem hizo la promesa de la conquista de la tierra del amorreo.

“En aquel día hizo HaShem un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Éufrates; la tierra de los ceneos, los cenezeos, los cadmoneos, los heteos, los ferezeos, los refaítas, los amorreos, los cananeos, los gergeseos y los jebuseos” [Gén. 15:18-21].

Podemos extractar, que, así como fue de importante la salida del pueblo de Egipto, la victoria contra Sehón y Og, también lo fue, ya que fue un hecho que quedó en la historia para recordar.

Amigo lector, en nuestra vida debemos recordar las victorias que hemos tenido contra los gigantes, para no olvidar que fue la mano de HaShem que lo hizo. El pueblo tenía la tierra del amorreo por conquistar y lo pudo lograr, porque el que peleó la batalla fue HaShem. Desde Abraham, hay una promesa que estas tierras le pertenecen a Abraham y a su descendencia.

Toda buena tierra tiene gigantes que la custodian, es decir toda buena bendición que tiene el eterno para nuestras vidas, tiene gigantes que tratarán de impedir que se pueda poseer, gigantes como potestades, principados, gobernadores de las tinieblas, huestes espirituales de maldad en las regiones celestes [Ef. 6:12].

En nuestras capacidades no los podemos vencer, así como Moisés, luego Josué y el pueblo de Israel, no podían vencer estos gigantes que eran más grandes que ellos, y no solo en estatura, sino las fortalezas que había en sus ciudades. Igualmente, en nuestra vida para vencer y conquistar la tierra del amorreo, esto es, cualquier lucha, dificultad, las promesas aún no cumplidas, debemos actuar, o sea avanzar; ya que Moisés, Josué y el pueblo tomaron la decisión y avanzaron, pero la victoria final la dio HaShem.

Que sea el eterno, quien nos de la valentía, de avanzar, de enfrentar los gigantes que tenemos al frente que impiden que entremos a la tierra del amorreo y poseamos lo que es nuestro y lo que nos pertenece; que sea nuestro amado Yeshua por el sacrificio que hizo en el madero dándonos la victoria contra todo principado y potestad en el nombre de Yeshua Ha Mashiaj.

Shaná Tová Umetuká

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Miembro de la comunidad Yovel, Dra. Ingeniería de Alimentos. “Nada tenemos que no hayamos recibido” [1 Cor. 4:7]

La decisión de volver

¿Cuál puede ser el secreto para retornar a los brazos del Señor?

Por Familia Barrios Lara

¡No existe mejor parashá para cerrar el año, que la porción que leemos esta semana, nitzavim! ¿Por qué? Porque cuando algo termina, nuestro impulso natural es evaluar la situación, lo que se debe cambiar; y sentimos que a eso es lo que nos invita esta parashá: a evaluar cuáles son las condiciones necesarias para restaurar el pacto con el Eterno.

Nitzavim נִצָּבִ֤ים, es un verbo que significa estar de pie, mantenerse firme: «Hoy están (nitzavim) ante la presencia del Señor su Dios todos ustedes, sus líderes y sus jefes, sus ancianos y sus oficiales, y todos los hombres de Israel» [Dt 29:10]¿y por qué Moshe les recordó justo que estaban en pie delante de Hashem?… probablemente porque después de las 98 maldiciones de la parashá anterior- ki tavo- y el recuento de los tropiezos de Israel en el discurso plasmado en el libro de Devarim; Moshe quería recordarles que a pesar de todo, cómo aún podían levantarse delante de la presencia del Señor ¿Cómo? Gracias a su misericordia y a la posibilidad de hacer teshuva.

¿Qué significa exactamente teshuvá? Aunque, se ha traducido clásicamente como “arrepentimiento”, tiene un significado más profundo. De hecho, la palabra para arrepentirse en hebreo es najam נָחַם, mientras que teshuvá está en relación con el verbo shuva שׁוּב que significa volver, retornar,  restaurar o reparar. Y es que, la teshuvá, se relaciona justo con el proceso de reparar las relaciones con el Eterno, de volverse a Él:  “cuando tú y tus hijos se vuelvan al Señor tu Dios” [Dt 30:2]

En la teshuvá, el primer paso es el arrepentimiento. Éste, se define como un sentimiento de malestar e insatisfacción por algo malo que se ha hecho, y que nos impulsa a actuar para tratar de reparar la situación, “La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento que lleva a la salvación” [2 Cor 7:10]. Se diferencia del remordimiento, en que, en este último, no existe el deseo del cambio, sino solo la culpa. Sin embargo, no podemos dejar que este sentimiento nos estanque, sino que es necesario creer que aún nuestros propios errores, Di-s los puede usar para bien, para impulsarnos al crecimiento y la transformación [Rom 8:28]. Johanan el inmersor (Juan el bautista), no solo animaba a la gente a confesar sus pecados sino a producir “frutos que demuestren arrepentimiento” [Mt 3:8] ¿Cómo pueden lograrse estos frutos?

Desde el judaísmo se ha explicado que el proceso de teshuvá involucra 4 pasos: 1) Arrepentimiento 2) dejar de hacer el daño 3) confesar el error y pedir perdón y 4) comprometerse a no repetirlo en el futuro. Dejar de hacer lo incorrecto parecería el paso más obvio luego de arrepentirse, pero muchas veces es el más difícil ¿por qué?… tal vez es porque cada uno de nosotros tenemos tanto la inclinación hacia lo bueno (yetzer hatov) como hacia lo malo (yetzer hara)… de hecho en ellos radica la libre elección. Pero, el Eterno nos ha dejado las herramientas, para inclinar nuestra balanza interna hacía el camino del bien “Este mandamiento que hoy te ordeno obedecer no es superior a tus fuerzas ni está fuera de tu alcance… La palabra está muy cerca de ti; la tienes en la boca y en el corazón, para que la obedezcas” [Dt 30:11-14]. Pero ¿podemos hacerlo solo en nuestras fuerzas? ¡por supuesto que no! “Esta es la confianza que delante de Dios tenemos por medio de Mashiaj. No es que nos consideremos competentes en nosotros mismos. (Sino que) Nuestra capacidad viene de Dios” [2 Cor 3:5]

Luego de apartarnos del pecado, necesitamos confesar y pedir perdón.  La confesión es una pieza clave en el proceso de la teshuva, porque nos invita a doblegarnos y reconocer ante el Eterno que hemos fallado. “Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad»  [1 Jn 1:9]. Dentro de los rezos que se hacen en Iom Kipur, existe un modelo para este proceso: empieza con la admisión de nuestras transgresiones (hakarat hajet),luego, se hace la confesión verbal de las mismas (viduy) y finalmente se expresa el compromiso de abandonar nuestras malas acciones y hábitos negativos (azibat hajet). Maimónides, nos explica que tanto el arrepentimiento como la confesión verbal deben estar juntos; es decir que, no vale si me arrepiento, pero no confieso, o, si confieso pero no me he arrepentido en el corazón, pues entonces el proceso de la teshuva es incompleto. Y…¿es necesario confesar nuestros pecados a otras personas? Si bien, quien nos perdona es Di-s, el confesar nuestros pecados a otros trae sanidad a nuestro corazón “Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados” [Stg 5:16]

Pero lo más importante en el proceso de la teshuvá es el compromiso de cambio, el cual debe estar acompañados de actos prácticos. El cambio debe producirse no tanto por el temor a las consecuencias por la desobediencia, sino más bien estar motivado por el deseo profundo de reparar nuestra relación con Hashem. La torá enseña que cuando un hombre comete una falta en contra de su prójimo, debe confesar su pecado, pero además hacer una restitución a su prójimo por el daño causado [Nm 5:6-7] ¿Cómo podemos aplicar esto en nuestra relación con el Eterno? En el primer pacto, la restitución se hacía a través de sacrificios de animales, pero con la muerte de Yeshúa, es él quien pagó por nuestro pecado “Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Yeshúa HaMashiaj efectuó” [Rom 3:23-24].

Yeshúa ya hizo su parte para que seamos perdonados.  Ahora, nuestra tarea es lograr el verdadero cambio en nuestras vidas. Esta parashá nos promete que “El señor circuncidará tu corazón y el de tu descendencia” [Dt 30:6]. La circuncisión a la que se refiere, es quitar de nuestro corazón la inclinación hacia el egoísmo y las malas pasiones. Nuestro servicio a Di-s no sólo se manifiesta en lo que hacemos públicamente en la liturgia y la ayuda a otros… se manifiesta sobre todo en nuestra relación con nuestra familia, con nuestro prójimo, en como pulimos nuestro carácter para llegar a la estatura del Mashiaj y como desde la intimidad, crecemos en nuestra relación con él para dar los frutos de su Espíritu en nuestra vida.

Cuando alguien cercano comete una agresión en nuestra contra, nuestro deseo de reconciliación suele ser mayor que el de venganza, y es mucho más fuerte cuanto más cercana e íntima, es la relación. Para Di-s, que busca una relación con nosotros, éste es también su principal deseo: “Tan cierto como que yo vivo —afirma el Señor omnipotente—, que no me alegro con la muerte del malvado, sino con que se convierta de su mala conducta y viva. ¡Conviértete, pueblo de Israel; conviértete de tu conducta perversa! ¿Por qué habrás de morir?” [Ez 33:11]. Aunque ese es su deseo, la elección de acercarnos es completamente nuestra “Hoy te doy a elegir entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal. Hoy te ordeno que ames al Señor tu Dios, que andes en sus caminos, y que cumplas sus mandamientos, preceptos y leyes. Así vivirás y te multiplicarás, y el Señor tu Dios te bendecirá en la tierra de la que vas a tomar posesión» [Dt 30:15-16].

Cuando Pedro fallo y negó a Yeshúa, pudo haberse tirado a los pies de la cruz, pedirle perdón y acompañarlo en sus últimos momentos… Pero, se quedó a lo lejos, entre la multitud y no fue sino hasta que Yeshúa lo busco y le pregunto 3 veces si lo amaba –una por cada vez que Pedro lo negó-, que se sintió perdonado. Muchas veces somos como Pedro… aunque hemos fallado, y deseamos el abrazo del Padre Celestial, pero la acusación nos aparta y nos hace quedarnos en la puerta, incapaces de dar un paso hacia la teshuvá, preocupados por lo que otros digan o avergonzados por nuestra conciencia. Es por eso que decidir hacer teshuva, requiere recordar que nuestro Padre es “tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad;  guarda misericordia a millares, (y) perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado” [Ex 34:6-7].

Estamos a unos días de Iom teruá y el cambio de año, y a menos de 2 semanas de Iom Kipur, Que estos días podamos aprovecharlos para que nuestra teshuva al Señor sea plena, y por medio de Yeshúa HaMashiaj, logremos el arrepentimiento, la confesión y el cambio que necesitamos; para fundirnos plenamente y retornar a los brazos  del Padre: “Porque así dice el Señor omnipotente, el Santo de Israel: «En el arrepentimiento y la calma está su salvación, en la serenidad y la confianza está su fuerza” [Is 30:15].

¡Shavua tov!

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Somos Deivy Barrios y Natalia Lara, casados desde el 2016, padres de 3 pequeños y comunitarios de Yovel.

Los Tefilín de Hashem

Por: Moshe Hernandez

“¿Quién es como Tu pueblo Israel, una nación única en la tierra a la cual Di-s ha redimido como un pueblo para Sí mismo…?” (1 Crónicas 17:21).

Los tefilín son una bella mitzvá que se cumple todos los días en la mañana, excepto en Shabat y las festividades. Son unas cajas (batim) elaboradas de cuero con unas correa donde se guardan unos pergaminos en donde están escritos las cuatro instancias en donde aparece la mitzvá en la Torá. La caja de la cabeza tiene cuatro compartimientos en los que van los cuatro textos, cada uno en cada espacio, y la de la mano (brazo) es un solo compartimiento porque va un rollo donde están escritos los mismos textos, pero en un solo rollo.

Esta mitzvá tiene una relevancia importante porque expresa la unidad de Di-s y la del pueblo de Israel, por eso nuestros Sabios, enseñaron de manera alegórica que HaShem usa tefilín al igual que Su pueblo, y en esa disertación hipotética se preguntan el por qué.

¿HaShem usa tefilín?

Los Sabios discuten en el Talmud (Berajot 6a) si Di-s usa tefilín y cómo sabemos qué Él los usa. A lo que responden: “Está escrito: ‘HaShem ha jurado por Su diestra, y por Su fuerte brazo’ (Is 62:8)”. “Por su diestra” significa la Torá, porque está escrito: “En Su diestra había una ley fulgurante para ellos” (Dt 33:2). Y “por Su fuerte brazo” significa el tefilín, porque está escrito: “HaShem dará fuerza a Su pueblo” (Sal 29:11). Los Sabios se preguntan: ¿Cómo sabemos que el tefilín es la fuerza de Israel? Porque está escrito: “Y todos los pueblos de la tierra verán que sobre ti es invocado el nombre de HaShem y ellos te temerán…” (Dt 28:10).

La interpretación que hacen los Sabios sobre estos versículo, uno de los cuales aparece en Parashat Ki Tavó, es la que refuerza la idea de la importancia de la mitzvá de tefilín, ya que, por medio de ella afirmamos que HaShem es la fuente de nuestra fuerza y que de Él proviene la Torá para que las naciones sepan que Él es Di-s sobre nosotros.

El relato del Talmud continúa desarrollando la discusión particularmente sobre lo que está escrito dentro de los tefilín del Eterno, a lo que Rabí Jiá ben Abin responde: “¿Quién es como Tu pueblo Israel, una nación única sobre la tierra…?” (1 Cr 17:21). Bajo esta premisa, nuestros Sabios interpretaron que el tefilín de la cabeza de HaShem elogia al pueblo de Israel, así como el tefilín del pueblo de Israel elogia a HaShem, y esto se sustenta en otro versículo de la parashá semanal que dice: “Hoy has afirmado a HaShem como tu Di-s… ahora, HaShem te ha afirmado hoy…” (Dt 26:17-18).

Cuando el pueblo de Israel proclama el Shemá, Di-s es confirmado como único sobre Su pueblo, y en respuesta a eso, HaShem proclama que Israel es único. Podríamos seguir analizando el fragmento del Talmud que habla al respecto, incluso sobre los textos que están en el tefilín de la mano de HaShem, pero para ello los invito a leer el fragmento completo del Talmud para que lo puedan analizar y luego podamos discutirlo juntos.

¿Qué significancia tiene esto en nuestra vida?

Como se mencionó antes, la mitzvá de tefilín es de las primeras mitzvot que se cumplen en el día, y es de las más relevantes porque dejan una marca, a tal punto que nuestros Sabios enseñaron que es porque eso nos servirá de ayuda para tener presente que la fortaleza que necesitamos para iniciar nuestras actividades cotidianas no proviene de nuestra propia fuerza sino de la que recibimos del Eterno al cumplir los mandamientos, por ende nuestro éxito diario depende de cuánto nos apegamos a HaShem por medio de Sus preceptos.

Nuestro Mesías enseña con respecto a esto lo siguiente: “Pero tú, cuando ores, ve a tu lugar secreto; y luego de cerrar la puerta, ora a tu Padre que está en lo secreto. Y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará en público” (Mt 6:6). Esto quiere decir que la fortaleza para hacer las cosas diarias las obtenemos en lo secreto del momento cuando oramos al Eterno al iniciar el día, porque si comenzamos el día sin apegarnos al Eterno, el éxito no será completo.

Incluso, después de que el Mesías Yeshua desarrollara toda una disertación sobre la oración, la tzedaká y el ayuno, dirá: “Pero busquen primero el reino de Di-s y Su justicia, y todas estas cosas serán añadidas…” (Mt 6:33), esto nos enseña que la forma de ser exitosos en nuestras actividades diarias dependerá de cómo nos apegamos a Di-s desde el inicio del día.

Nuestro Mesías incluso nos reafirma esta idea cuando son dice que la mitzvá (precepto) más importante es: “Shemá Israel, HaShem Elokeinu HaShem ejad” (Mt 22:37-38; Mc 12:29), esto quiere decir que cuando afirmamos ese compromiso y creencia de que HaShem es nuestro único Di-s, estamos así afirmando que nuestro éxito proviene de Él sin ninguna reserva, por tal razón después de cumplir con la mitzvá de tefilín en la mañana, lo que debemos hacer es salir a hacer efectiva esa fortaleza en nuestras labores diarias.

¡Shavua Tov!


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Psicólogo de la Konrad Lorenz Fundación Universitaria. Gabai de la Comunidad Mesiánica Yovel, maestro del ministerio Yeladim, miembro del ministerio de Danzas. Apasionado por el hebreo y otros idiomas.